miércoles, 9 de enero de 2013

Curso: Aplicaciones en Internet para la creación de historietas

Cómic como elemento didáctico I. Aplicaciones en Internet para la creación de historietas
El departamento de Innovación y Formación Didáctica de la Universidad de Alicante y la asociación Unicomic profundizan en las posibilidades didácticas del cómic a través de este curso donde se presentarán las principales aplicaciones en la red para la creación de viñetas. Además se hará un recorrido sobre algunas cuestiones teóricas y pedagógicas para demostrar que el cómic es un instrumento didáctico apropiado a todos los niveles educativos.

Horario: Martes 17-20 h. //Jueves 17-20h. 22 Enero- 21 Febrero 2013
Durante 5 semanas. (10 sesiones 3 horas). Total 30 horas
Reconocido con 3 Créditos de Libre Elección (30 horas presenciales). Solicitado reconocimiento ICE
Precio: Alumnado UA 20 euros. Otras personas: 40 euros
 Matrícula UA: http://difd.ua.es/es/ CORREO: difd@ua.es Plazo 17 diciembre 2012-21 enero 2013
Más información: http://aplicacionesdidacticascomicua.blogspot.com.es/

viernes, 2 de noviembre de 2012

Contar un cuento, práctica VII


El Caballito Triste

Hace muchos, muchos pero que muchos años, vivía una niña en un pueblecito muy pequeño donde apenas había tiendas. Siempre había soñado con tener un caballito balancín. Un día su papá fue a la ciudad y le compró el caballito para su cumpleaños.Menuda alegría que se llevó su hija cuando lo vió. Lo colocó junto a la ventana para poder cabalgar viendo el paisaje. Pero pasaron unas semanas y la niña se cansó del caballito y lo arrinconó. El caballito ya no podía ver el paisaje y nadie jugaba con él. Cada día que pasaba esta más triste. Un día un amiguito de la niña estuvo comiendo en su casa y vió el caballito. - Me dejas jugar con el - preguntó el niño. Bueno, como quieras, a mi ya no me gusta. El niño montó en el caballo, pero éste no se balanceaba. Por más que el niño se movía el caballito estaba quieto. Muy asustado el niño salió en busca de su amiga. La niña, creyendo que era una broma entró y pudo comprobar que ya no podía cabalgar en su caballito. Revisando el caballito, vió que en su cara había unas lagrimitas. El caballito estaba triste pues nadie le hacía caso. La niña comprendió a su caballito, y se lo regaló a su amigo que eran muchos hermanos. Así el caballito nunca más estuvo abandonado y siempre jugaban con el. Y además de ser muy feliz, hizo felices a todos los niños de la casa.
(Consejo: Algunas veces lo juguetes que abandonamos, hacen felices a otros niños. Compártelos.)

domingo, 28 de octubre de 2012

Contar un cuento. Práctica VII


Hola a tod@s, 
Bueno aquí dejo mi cuento. Espero que os guste.



SERGIO Y LOS PLANETAS

Érase una vez, un niño al que le gustaba mucho el espacio. Siempre estaba en las nubes pensando en los planetas y en los extraterrestres que lo  habitaban. Llegó un día en el colegio, en el que estudiaron los planetas. Sergio, que era así como se llamaba el niño, estalló de júbilo. No podía estar más feliz. Escuchaba cada palabra que decía su profesor. No perdía detalle de cada cosa que decía. Incluso se ofreció para hacer un trabajo voluntario.
Cuando acabó el colegio, empezó a correr de camino a casa muy contento, deseando llegar para contarles a su padre y a su madre lo que habían dado ese día en la escuela. Pero en el trayecto, comenzó a caer una lluvia muy fuerte que empapó a Sergio de pies a cabeza. Lo primero que hizo al llegar a casa, fue darse una ducha de agua caliente, pues había cogido frio durante el trayecto. Para cenar, su madre, le hizo un puré de calabaza bien calentito. Fue durante la cena cuando hablaron de todo lo que habían hecho durante el día.
A la mañana siguiente, Sergio se encontraba muy mal. Tenía mucho frio y le dolía la cabeza. Así que su madre le preparó un zumo de naranja mientras su padre le tomaba la temperatura. En efecto, Sergio estaba malito, tenía fiebre. Así que ese día se quedó en casa para poder recuperarse pronto. Sergio estaba muy triste, pues en el colegio seguían dando su tema preferido y el no podía ir a escucharlo.
Después llegó el fin de semana, y poco a poco, Sergio se iba encontrando mejor. Estaba deseando que llegase el lunes para volver a ir al colegio. Pero cual fue su sorpresa cuando al llegar a clase, el profesor estaba dando otro tema muy diferente al del espacio. Esa semana tocaban las plantas. La clase aún seguía decorada con planetas y demás cosas. Pero no era lo mismo, él no había podido participar. Sergio se puso muy triste porque se había perdido la explicación de su tema preferido y encima no había podido hacer el trabajo.
A falta de 10 minutos para acabar la clase, el profesor cerró el libro y todos los compañeros de Sergio empezaron a levantarse y a moverse por  el aula. Sergio no sabía lo que pasaba. Pensaba que todos sus amigos se habían vuelto locos. Y de repente, un compañero le dejó una caja encima de su pupitre. Sergio no sabía que hacer ni que había dentro. Sus compañeros y el profesor le animaron a que la abriera. Cual fue su sorpresa al ver lo que había dentro.
Sus compañeros les habían hecho un cuaderno donde habían puesto todo lo que habían aprendido. También habían pegado fotos de mientras realizaban los materiales que estaban colgados de clase. Sergio se puso muy contento, pues gracias a sus compañeros y al profesor, podría aprender todo aquello que se perdió. 

sábado, 27 de octubre de 2012

Contar un Cuento.Práctica VII

Hola compañeros y compañeras! he colgado mi cuento para que podáis leerlo ya qu no pude hacerlo en clase. De todas formas si tengo oportunidad de hacerlo, lo haré encantada. Espero que os guste.

¡MARRRRRRRRRRRRRTA!

Érase una vez una niña llamada Marta que no podía pronunciar la “R”. Cuando nació, se dieron cuenta de que sus frenillos eran cortos y que seguramente cuando aprendiera a hablar, no iba a poder pronunciar correctamente la letra  “R”. Aún así, los médicos le decían a sus papás que no se preocuparan, que quizá un buen día, Marta pudiera caerse y… entonces los frenillos podrían romperse. Pero el tiempo fue pasaaando y pasaaando y Marta muchas veces se cayó, pero nunca los frenillos se rompió.

Cuando Marta  cumplió los seis años, sus compañeros del colegio le  preguntaban que por qué no sabía pronunciar  la “R”. Aquello se le quedó grabado y le hizo pensar y, cuando llegó a su casa le preguntó a su madre:

 -Mamá ¿Cuándo sea mayor voy saber pronunciar bien la “R”?

- y su madre asombrada ante tal pregunta, le respondió: ¡pues claro Marta, sólo tenemos que ir al lugar adecuado y buscar la solución!.

Fue entonces cuando los padres de Marta pensaron en poner remedio al pequeño problema.

 A la mañana siguiente se fueron los tres al logopeda, (que es el médico que enseña a hablar bien a los niños y niñas que tienen dificultad al pronunciar algunos fonemas o palabras).Cuando el logopeda diagnosticó a Marta, avisó a sus padres de que lo mejor era operarla, porque sus frenillos eran tan cortos que difícilmente podría corregirlo con las clases de logopedia.
             Aun así sus padres querían intentarlo antes de tomar la decisión de operarla.
Marta comenzó sus clases para aprender a pronunciar la “R”. Tanto era el interés que mostraba que el logopeda no podía creer la mejoría que iba consiguiendo en tan poco tiempo.

Marta seguía con insistencia  practicando  la “R”. Cuando terminaba la clases y se subía al coche para marcharse a casa, se pasaba todo el camino ¡ rrrrrrrrrrr,rrrrrrrrrrrrrrrr,rrrrrrrrrrrrrrr!. Trabajó tan duro y se lo tomó tan en serio que a los 6 meses le dieron el alta y nunca más volvió a pronunciar mal la “R”.

 Sus padres se sintieron muy orgullosos de ella y además muy agradecidos porque gracias a su esfuerzo no tuvieron que operarla y pasar por ese mal trago. ¡je.je!. ¡Y colorín, colorado este cuento se ha acabado!.

MORALEJA: La recompensa del esfuerzo.

jueves, 25 de octubre de 2012

Contar un cuento

         Hola a tod@s. Voy a contaros un cuento titulado La cigarra y la hormiga.

La cigarra era feliz disfrutando del verano: El sol brillaba, las flores desprendían su aroma...y la cigarra cantaba y cantaba. Mientras tanto su amiga y vecina, una pequeña hormiga, pasaba el día entero trabajando, recogiendo alimentos.

- ¡Amiga hormiga! ¿No te cansas de tanto trabajar? Descansa un rato conmigo mientras canto algo para ti. – Le decía la cigarra a la hormiga.

- Mejor harías en recoger provisiones para el invierno y dejarte de tanta holgazanería – le respondía la hormiga, mientras transportaba el grano, atareada.

La cigarra se reía y seguía cantando sin hacer caso a su amiga.

Hasta que un día, al despertarse, sintió el frío intenso del invierno. Los árboles se habían quedado sin hojas y del cielo caían copos de nieve, mientras la cigarra vagaba por campo, helada y hambrienta. Vio a lo lejos la casa de su vecina la hormiga, y se acercó a pedirle ayuda.

- Amiga hormiga, tengo frío y hambre, ¿no me darías algo de comer? Tú tienes mucha comida y una casa caliente, mientras que yo no tengo nada.

La hormiga entreabrió la puerta de su casa y le dijo a la cigarra.

- Dime amiga cigarra, ¿qué hacías tú mientras yo madrugaba para trabajar? ¿Qué hacías mientras yo cargaba con granos de trigo de acá para allá?

- Cantaba y cantaba bajo el sol- contestó la cigarra.

- ¿Eso hacías? Pues si cantabas en el verano, ahora baila durante el invierno-

Y le cerró la puerta, dejando fuera a la cigarra, que había aprendido la lección. (Fin)

         Cuando yo estaba en el tren a Alicante el primer día en el que llegué a España, una señora sentada a mi derecha me contó este cuento. Me dijo que se tratara de un cuento muy famoso por España y Francia. La moral de este cuento es que debemos trabajar mucho para mantener nuestra vida. Si no, tampoco vamos a disfrutar de la vida. La verdad es que muchas veces tabajar también es un placer, como a la señora, le encanta su trabajo: plantar árboles y plantas con mucho cariño y amor, y luego los ¨encargó¨ a los clientes responsables. Según la señora, los árboles y las plantas eran como sus niños. Los vio crecer de pequeños a grandes.Siempre cree que las plantas también tienen sentimientos como los humanos, entonces para ella su trabajo no es sólo plantar una cosa y luego venderla, sino criar y cuidar a las plantas como sus propios niños. Le ponía muy contenta cuando alguien le decía que le gustaba mucho alguna de ellas y quería comprársela. En mi opinión, los que pueden poner pasión en el trabajo, y trabajan mucho simplemente porque les gusta, son los más felices en el mundo.Tengo que encontrar un trabajo como así...